miércoles, 8 de noviembre de 2006

Filvit Champú



Señora, tiene usted un piojo
, le dice la peluquera a una clienta. Uy, pues será una casualidad, contesta la mujer.
Al cabo de 30 segundos, la peluquera añade: pues tiene usted la cabeza llena de casualidades, hija.
Eso es lo que pasa en España con los casos de corrupción urbanística y demás perversiones municipales. Aparece por casualidad un caso que aparentemente es aislado, y cuando le da por investigar a los medios o a los jueces otro ayuntamiento sospechoso, hala, va y aparece otra trama. Y el caso es que... si investigan otro consistorio pues, nada, que acaba saliendo a flote un nuevo entramado y así estamos, de casualidad en casualidad, recorriendo la increíblemente obscena orografía municipal de la flamante España democrática.
Tiene paperas la cosa, por no decir güevos que queda grosero (aunque la prominencia, harto decir que en distinta parte de la anatomía masculina, sea similar). Da igual que l@s concejales y el señor alcalde sean del PP o del PSOE, la cosa es que, aunque sea un tópico muy manido, quien no roba más es porque no puede.
(No sé si es porque hay pocos o porque realmente son honrados, pero nunca he oído hablar de un caso de degeneración económico-política en un edil de IU. Si los hubiera, y yo me enterara, entonces dejaría de tenerlos de referencia político-moral y me pasaría definitivamente al bando de l@s insumis@s polític@s).
España es una gran cabeza llenita de piojos. Y lo malo es que no hay champús que erradiquen la pandemia porque en la fábrica de normas de conducta contra enfermedades político-sociales (léase Parlamento), da la impresión que no les interesa inventar leyes antipiojos, tipo Filvit Champú, que es un antiparasitario muy bueno, pero sólo para niños.
La perversión municipal no conoce límites, y si algún día los conoció, alguien le puso alas y le borró el camino de vuelta.
De todos modos, aunque parezca que estoy generalizando (que a lo mejor estoy), me refiero sobre todo a ayuntamientos grandes, bien de ciudades, bien de pueblos con miles de habitantes. En pueblos pequeños, como el mío, puede caerse algo para el bolsillo de atrás, no digo ni que sí ni que no, pero al ser el presupuesto municipal pequeño, pues... Ahora bien, de todos es sabido que utilizan otras artes. Dice el alcalde de mi pueblo (cito textual): “pongo mis cojones encima de la mesa y aquí se hace yo que yo diga".
¿La política corrompe o quien se mete ya va corrompido? Qué pregunta más tonta y poco original.
La política da poder, aunque sea transitorio. Y quizás esa premura... “por si acaso no vuelvo a salir elegid@”, sea la que aliente el vicio. Y por otro lado están los que llevan años y años y años... y años y años, como el citado alcalde de este pueblo mío, que es de los que llevan más de tres décadas en el carguito -leré, y que ya de estar aquí, pues el que manda soy yo.
Corrupción urbanística, prevaricación, abuso de poder, manipulación de documentos, dedocracia, comisiones ilegales, presupuestos engordados...
Si hasta ahora nos preguntábamos qué tendrá la alcaldía que tanta gente quiere llegar a ser al menos una vez en su vida concejal o alcalde, (con idéntico empeño que ponen los mahometanos en ir a la Meca, aunque sin justificación espiritual los candidatos), si algún día nos lo hemos preguntado... ahora ya sabemos la respuesta.
Lo triste es que nos estamos inmunizando, y esta pandemia acabará formando parte del paisaje. La corrupción se multiplica por esporas; de Sudamérica llega a Europa, no sin antes haber sido contagiada por los EEUU, que dieron clases a esos jefes de estado de países lejanos e imposibles a veces de situar. No sé... el Congo, Tayikistán, Chad.
En fin...
Y para darle a esta parrafada un poco de color, incluyo aquí mismo un paísaje de otoño en mí pueblo.

Foto: Vista desde el Palacio. Alcañices (Zamora)

6 comentarios:

Unknown dijo...

Calla, calla, que mi futura casa depende de un grupo de politicastros y sus decisiones (por no decir sus dislates y sospechas) ... en buena hora me metí yo en una cooperativa ... ainsss. Besos Angelusita :-)

Montse dijo...

Gelusilla, si me lo permites, te enlazo. Y si no me lo permites, también, ea!

Anónimo dijo...

En la Argentina disponemos de champúes excelentes para los piojos. Los usamos para los niños con la esperanza de que se libren de ellos para siempre.
Algunos políticos llevan sus pelos bastante sucios, no merece la pena recomendárselos. Otros, son ellos los que dan temor a los piojos.
Así las cosas, resígnate niña, que hasta que vosotros alcancéis el grado de corrupción de mi tierra, seréis bisabuelos. Y no exagero.
Besos.

Ángela dijo...

jean bedel, no me hagas mucho caso y adelante, seguro que tendrás el nidito de amor más amoroso de todo Madrid. Beso-te.
arare, ¿Es que no hay término medio? Muacks.
Male, ya... y lo malo, como dije, es que nos estamos acostumbrado. Muasssss

Sebastián Puig dijo...

Calla, calla, que estoy viendo en tu foto un pedacito verde donde me quedarían unos cuantos adosados divinos de la muerte.

¿A quién hay que untar?

Remuack

Anónimo dijo...

Huy huy, rythmduel, ese prao ni tocarlo, eh!