miércoles, 18 de marzo de 2009

En un rincón oscuro dormita un verso


Mucho más allá de las montañas donde aún nieva, mucho más allá del mar donde aún se confunden los sueños con las nubes, Dios debió olvidarse de dibujar ríos que hagan fértiles todos los campos para poder sembrar el trigo que brote de entre la tierra y dotar de esperanzas y de pan a tantos niños que mueren de hambre sin saber primero lo que es la vida. Dios, que todo sabe, debió olvidarse de aprender la lección más importante, por eso en un rincón oscuro de este planeta dormita un verso que habla de justicia en el Universo.

lunes, 2 de marzo de 2009

Otro pueblo abandonado
















Fotos: Poblado del Salto de Castro (Zamora)




Hace unos días fui con Gloria a un pueblo abandonado. No era la primera vez que acudía a la llamada de un tiempo que hace años dejó de existir entre esas piedras. Sin embargo ahora fue distinto, nada estaba como la vez anterior: lo que los expoliadores de recuerdos aprovechables no se habían llevado, los gamberros lo habían destruido y pasé de desear entrar a las casas, a la escuela, a la iglesia, a la posada… a poder cruzar libremente el umbral sin ni tan siquiera utilizar la manilla porque todo, hasta las puertas, estaba destrozado.
Hasta el silencio más absoluto entraba y salía impunemente por entre los cristales rotos y ya nada sugería indicio alguno de entrañable intimidad. Resultaba tan triste ver despojado de alma al pueblecito…
Nada hay que me vincule emocionalmente a ese lugar, salvo la proximidad, pero supongo que cuando vuelves después de mucho tiempo al sitio del que te tuviste que ir o del que huíste tú sabrás porqué, pueden suceder dos cosas:
a) Que todo esté en el mismo sitio donde lo dejaste, sólo que ahora ante tus ojos se presenta en forma de recordatorio mientras vas tejiendo telarañas de nostalgia entre las esquinas de los primeros sueños y de los últimos adioses, empapándote de melancolía y,sin querer, inventas otra vez la palabra nostlgia, o b) que las goteras, los periódicos antiguos, los cajones vacíos, las ratas, las grietas… hayan sustituido para siempre a la música del día de la fiesta, a los primeros pasos de los hijos, a la ilusión del primer abrazo en la calleja más oscura, a las noches de verano, a las hojas amarillas de tus otoños adolescentes, a los porqués, a los depende, a los para siempre… y sean ya eternamente pasto del olvido porque nunca más has necesitado retroceder a la época en la que tu vida era aquel lugar y te de igual que esté destruido porque en tu memoria ya no existe.
Sólo el embalse permanece inmune al paso de esas horas preñadas de abandono; por el mismo cauce de siempre discurre el agua que viene del río tras caer del cielo.
Quién sabe si la misma de antaño…