jueves, 27 de octubre de 2011

Liberación


La sensación que sentí al tener el mar tan de cerca, verlo, oírlo, olerlo… empezó a formar parte de mi ADN desde el segundo exacto que caminé desde el paseo hasta la arena en dirección a las olas. Fue en Galicia y tenía 9 años. Perdí el norte en ese instante y de paso desgracié con el salitre unas botas de piel estrenadas para la ocasión, pero me importó menos que perder años después la virginidad o extraviar aquella bufanda horrenda que me habían regalado mis tías, de lana reciclada que antes había sido jersey y antes de jersey,  cojín, y antes de cojín, colcha de cama y antes de colcha de cama, oveja.
La oveja en cuestión, estoy segura, en vez de leche daba naftalina por que por litros de vernel que usara, el olor a alcanfor persistía eternamente hasta acabar dudando si es que olían así todas las cosas o sólo la puñetera prenda. 
Si alguien me la hubiera robado, en el hurto hubiera llevado implícito el castigo pero lo cierto es que nadie me la robó sino que un buen día de finales de un invierno decidí extraviarla para siempre en el fondo maloliente de un contenedor de basura. Juro por quien tenga que jurarlo que fue un acto totalmente involuntario, un acto reflejo que… llevaba posponiendo dos inviernos.
¡Qué liberación!

lunes, 24 de octubre de 2011

Politeísmo

"El dios de la lluvia es un charco precioso sobre una roca. La última vez que lo vi fue en Espinho y le saqué una foto"

Por fin, después de no sé cuántos meses, esta mañana amaneció lloviendo.
Domingo_lluvioso_domingo_gozosooooo... Para mis adentros improvisé esa cantinela como si de una liturgia se tratara. Los buscadores de setas seguramente que se apuntan al estribillo, no así los paseantes matutinos ni quienes tienen quitadas las tejas de su tejado aprovechando la bonanza de los días calurosos de este otoño, para tapar goteras.
Que nunca llueve a gusto de todos es una verdad tan irrefutable como que dios no existe; sí existen, sin embargo, los dioses, así en plural, ya que el mundo, per se, es politeísta. Lo del monoteísmo impuesto es uno de los peores inventos sociales que se ha podido urdir a través de los siglos. Una involución, un despropósito cuyo único fin fue, y sigue siendo,  amedrantar a la mayor parte posible de la humanidad.
Y a la parte que quedó sin aquel dios, le cayó otro peor y así existen en la actualidad minorías guiadas por la intolerancia de otros adoctrinamientos que aportan más ceguera que luz a sus gregarios.
Decía antes que el mundo es politeísta por que estoy segura que existen tantos dioses o diosas como cosas bellas: el dios o la diosa de las Artes, de las Lluvias, de los Mares, de las Estrellas, de los Pianos, de las Bicicletas, de las Nubes, de los Pasteles, de la Música, de los Bebés, de la Pintura, de Las Flores, del Chocolate, de la Sonrisa, del Amor… Por cada cosa buena es preceptivo que exista un titular, aunque luego no sirva para nada y no sepamos pintar y nos salgan caries con el chocolate y los bebés se conviertan en adultos egoístas y a las bicicletas se le pinche una rueda…
El caso es que cada cual debe creer en lo que quiera sin que se lo imponga nadie, ni la sociedad, ni su barrio, ni su familia ni su historia. Una mente que cree en un solo dios sin concesiones, es una mente propensa a la resignación. Y la resignación es un acto impuro de sumisión que anula la capacidad analítica individual en favor de una jerarquía de cantamañanas en busca de un patrimonio material y humanoide que le da carta blanca para dominar mentes y mundo. Eso sucede cuando los dioses “únicos” se representan con forma humana y cara autoritaria.  Si yo pienso en Alá, que no pienso nunca en él ni falta que hace, mi gesto sería de pavor; si pienso en Jesuscristo, también me da grima ese gesto adusto y paternalista, lleno de dolor -por citar los más conocidos en el ambito doméstico de este lado del mundo-.
Por el contrario, el dios del Chocolate es rectangular y está dividido en cuadritos, y tan sólo con visualizarlo mentalmente se provoca una dulce sonrisa en el rostro.
¿Se nota la diferencia dogmática?
Llueve, sigue lloviendo a poquitos pero es suficiente para que se limpie la atmósfera, que estaba muy polucionada y los alérgicos lo notamos a la legua. Eso sí, en los cristales en vez de gotas de lluvia quedarán bolitas negras, pero no hay un choorrito de amoniaco disuelto en un par de litros de agua que no pueda con ellas.
El dios de la lluvia es un charco precioso sobre una roca. La última vez que lo vi fue en Espinho y le saqué una foto, sin embargo el amoniaco creo que no tiene dios, porque no hay dios que aguante su olor, pero limpia que da gloria bendita.
Ha parado de llover. Ojalá vuelva de madrugada y me despierte el ruido de las gotas, que no hay mejor placer que el tintineo la lluvia te desvele a las cinco de la mañana para volver a dormirte al cabo de unos minutos con el mismo sonsonete...

lunes, 10 de octubre de 2011

Ardor


Una sólo se levanta a las 06:30 a.m. por cuestiones fisiológicas (por ejemplo, sed) o por que el madrugón sea preludio de un viaje; es que no me merece la pena quitarle un par de horitas al placer matutino de dormir (tengo que confesar que habitualmente dispongo de un estupendo horario de entrada a mí trabajo), pero hoy he tenido que levantarme a esta inadecuada hora por un motivo muy molesto: ardor de estómago, así como suena: ar-dor-de-es-tóoooo-ma-gooo. Y lo curioso es que no arde el estómago cuando dices que tienes ardor, sino que te atraviesa el esternón algo parecido a una daga, acerada y ácida, que se ceba una y otra vez hasta que acabas haciéndote profundas arrugas en el entrecejo.

Profundas arrugas en el entrecejo...

Qué curiosas las expresiones. Tantas veces la sintaxis nada tiene que ver con el asunto literal que convoca a las palabras, sin embargo nos entendemos de maravilla, qué será esto del lenguaje, qué lujo poder comunicarnos aunque a veces digan que sobran y con una sonrisa o una mirada sea más que suficiente; sí, eso también está muy bien y es muy cómplice y muy entrañable, sin embargo ahora mismo aunque sería precioso hablar de ello, no es el tema que me tiene de vigilia (ojalá, ojalá lo fuera).
A lo que iba, al ardor que me desvela, que venía yo a ver en la Wiki qué era exactamente y me he liado escribiendo este texto.
Anda, también se puede decir reflujo gastroesofágico.
Y tampoco es ardor, sino acidez.
Pues en mi pueblo se dice ardor, que es más gráfico y quema más.
Sigo.
¡Coño, el término médico es pirosis!
¿Ves? En mi pueblo tenían razón, es más acertado lo de pirosis.
Pirosis, pira, fuego.
Insisto, qué bien hilados están los idiomas. 
Un día oí por la radio que había cerca de 5.000 lenguas diferentes, alguna de ellas en peligro de extinción, qué pena. Las pequeñas tribus que van quedando son absorbidas por la modernidad, mira tú qué adelantos, destruir culturas ancestrales a cambio de qué… de prácticamente nada, de casi nada, de nada.
Sigo con la Wikipedia, aquí pongo el vínculo por si alguna vez más hiciera falta.

 Bien, ya me he enterado que esto se produce porque “Si el esfínter se relaja por alguna razón (como ocurre habitualmente al tragar), los contenidos del estómago, mezclados con ácido gástrico, pueden regresar al esófago” (sic).

Pues vale, pero me podían haber regresado por el día que una tiene más reflejos para combatir estás contrariedades y además puedo quejarme a gusto sin necesidad de estar a estas horas reprimiendo las ganas de decir algún taco en voz alta, que parece que no, pero alivia.
...
 (Los consejitos de la página consultada funconan, remite el fuego, estupendo. Aprovecho para volver a la cama y retomar el sueño).