miércoles, 29 de agosto de 2012

Tres colores



Me llamas, a escondidas,
bajando la voz tras los respaldos del patio de butacas
y los sí bemol de las flautas cursilonas.
Me llamas para que vaya,
me quieres tender otra trampa y yo quizá acepte
por que sólo pierdo el tiempo, la ilusión ya no.
Desde la misma tarde que quedamos en tablas y el rey se fue a paseo con un caballo cojo,
los peones, dentro de las dos torres,
guarecieron a quienes incluso no habían jugado
y los alfiles ¡al fin! se decantaron por el bullicio.
El tiempo ya no cuenta, sólo la jugada
y la reina se ha quedado en bragas.