Si pudiéramos escapar por unos instantes de nosotros mismos, si pudiéramos atravesar esa puerta que nos permite ir más allá de lo que somos, ¿dónde iríamos a parar? ¿En quién o en qué desearíamos convertirnos?
Imaginemos que se nos otorga esa gracia.
Imaginemos que se nos otorga esa gracia.
Imaginemos que mañana, a las ocho de la mañana, empieza la metamorfosis y que ésta tiene un plazo de validez de veinticuatro horas.
Ya puestos, imaginemos también que el tema es libre, y que a partir de ese instante matutino, tomamos las riendas de las formas o sentimientos de lo anhelado de tal manera que acabamos siendo las aristas y el núcleo de lo elegido hasta las ocho el día siguiente.
Ya puestos, imaginemos también que el tema es libre, y que a partir de ese instante matutino, tomamos las riendas de las formas o sentimientos de lo anhelado de tal manera que acabamos siendo las aristas y el núcleo de lo elegido hasta las ocho el día siguiente.
Cerremos los ojos y dejemos volar la imaginación...
Todo vale, desde adoptar la forma exacta de una entidad natural o artificial, hasta vivir la vida de un personaje admirado o venerado, o de cualquier otro ser vivo.
Ahora abramos los ojos y... a ver quién se atreve a contárnoslo.
¡Me pido última!
FOTO: Cigüeñas en Matellanes (Zamora)