domingo, 19 de noviembre de 2006

Claustrofobia.

Soy claustrofóbica y esto me limita la mente y el alma.
La mente porque me hace perder los estribos mientras me agazapo entre los pliegues de mi piel y la tontería de mis miedos irracionales (hasta asfixiarme en mi propio sudor).
Y me limita el alma porque no me deja disfrutar de la soledad sin luz, ni del silencio que dan las sombras de un recinto cerrado, ni del juego de haber perdido -en mi cuarto, sin lámpara- la orientación.
Podría ser todo tan íntimo... pero no lo es. Necesito luz, sol, cielo abierto, campo a través, mar, cimas que se escapan del suelo para alcanzar el rabo de una nube. Necesito proyectar mi mirada sobre el horizonte, ¡quien sabe si busco algo importante y precise espacio para descubrir qué es! El tiempo no me importa, el espacio sí. No utilizo reloj, pero sí perspectiva. Aunque al final todo se quede en una pérdida de horas irremediable y en un proyecto, a penas comenzado, condenado a no fraguar.
Pero, ¿qué sería la vida sin proyectos inacabados?
Casi nada.

Atardecer. Campanario del Convento (Alcañices)

10 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Y las ilusiones, las esperanzas, los deseos? Todos ellos acompañan a cualquier proyecto, se termine realizando o no. ¿Eso no cuenta?

Yo creo que sí, Angelusa.

Y creo que tú también lo crees...

Anónimo dijo...

Pienso que en la perspectiva está la esencia de la vida, así las mismas cosas nos parecen nuevas con cada mirada. Las miradas cambian afortunadamente con el paso del tiempo, creo que es para lo único que sirve esa superposición de minutos, al fin y al cabo el mundo no ha variado mucho desde que el ser humano comenzó a interpretarlo.
Sigue con tu claustrofobia (hay quien lo llama etnocentrismo) es sana a pesar de lo que dijera el del divan...porque sería ese, aunque previamente ya lo habría apuntado alguien del antiguo oriente u occidente...
Besos :
Renatta

Ángela dijo...

Teresa, sí, claro que creo fervientemente que cuentan, cómo no van a contar. Digamos que un proyecto no es otra cosa que la síntesis de la ilusión, la esperanza y el deseo del proyecto en sí, se termine realizando o no.
Por cierto, bienvenida a mi Café. Pide lo que quieras, hoy paga la casa.
Rennata, tienes toda la razón del mundo, sin perspectiva todo sería estático, hasta nuestra mirada. Una cosa: si alguien llama a la claustrofóbia etnocentrismo está muy, pero que muy equivocado. Salvo que quieras referirte a otra cuestión y no capte yo el símil. Por cierto... no me gustaría seguir siendo claustrofóbica, eh eh. daría la mitad de mi república por dejar de serlo.

Anónimo dijo...

Qué mal se explica una un domingo de resaca...ufff. Me refiero a mí, claro.
Releo y me veo un poco agazpachada. En fin, que lo que he querido entender es que eres una mujer de altas miras (proyectos inacabados incluidos)y lo que he tratado de decir es que ole...ays...con lo sencillo que puede resultar todo y que complicada se pone a veces la neurona...
Besitos mil:
Renatta

Arthur dijo...

Buenas Angelusa, aquí estoy otra vez disfrutando de tus posts. En éste tema deseo decirte que en la vida hay de todo un poco, lo que se acaba y lo que no; y yo estoy cpn vos en eso de que lo que no se acaba ó más bien, no se consigue, en mi muy particular punto de vista, es importante, ya que es lo que nos mantiene con la ilusión de conseguir eso que queremos. Porque una vez alcanzado el objetivo (ya sea de un proyecto ó de otra cosa), la satisfacción llega, pero después de un tiempo (!!!) ya se nos olvida que lo hemos conseguido. Un claro ejemplo mío es haber comprado un aparato muy caro que mientras ahorraba siempre tuve la ilusión de tenerlo, pero ahora que lo he conseguido (y ya hace varios años de eso), lo tengo ahí botado y arrumbado y apenas recuerdo que lo tengo.

Ahora, con lo de la claustrofobia, lo que podés hacer es, primero, conservar la calma, tratar de no tensarte mucho, luego respirar tranquilamente y sobre todo rezar. También podés intentar distraerte con algo que encuentres ó con lo que se te venga a la mente. Yo por ejemplo, cuando me ducho, canto (pero en voz baja para que nadie me oiga) porque yo para estar listo desde la ducha hasta los zapatos y el abrigo para salir me tardo como 3 horas, entonces se me hace muy tedioso, entonces, para que el tiempo se me vaya rápido, lo que hago es cantar.

Tal vez no entendí bien tu post, sin embargo espero que te sirva de algo lo que te digo.

Un abrazote, un besote y un saludote. Chau!!!

Dulces sueños (Sweet Dreams)
De todo Corazón:
Arthur

Isabel Barceló Chico dijo...

Tienes razón, angelusa ¿qué sería de la vida sin proyectos? un lugar en el que no merecería la pena estar. Pero he añadir que también en lo pequeño hay horizontes... es cuestión de perpsectiva, como tu dices. Besitos y hasta pronto.

Isabel Barceló Chico dijo...

Olvidé darte las gracias por tu enlace. Te he enlazado yo también. Besos.

Anónimo dijo...

Arthur, mucho me temo que para acabar con la claustrofobia, de poco vale rezar. Posiblemente aunque lo intentara, no recordaría cómo se hace, porque hace muuuuuchos años que dejé los rezos e intenté encaminarme (sin demasiado éxito) por el camino de la perversión más absoluta.
Gracias, chavo. Y utiliza ese aparato carísimo, hombre.
Isabel romana, pues eso, que la vida sin proyectos sería casi nada. Eso es, las cosas pequeñas son las que conforman la vida; las que tejen los días. ¿Qué sería de nosotros sin una puesta se sol en el mar, sin una caricia recibida con los ojos cerrados, sin una sonrisa de alquien a quien quieres? No me imagino la vida sin pequeños poemas, sin abrazos, sin flores...
Gracias, Isabel. Un besín*

Anónimo dijo...

...¿qué sería la vida sin proyectos inacabados?

Debo agradecerte por lo que he leído aquí, de algún modo has dado vuelta a mi mundo unos cuantos grados...

Ángela dijo...

®, Aunque no sepa porque me dices eso, ¡¡¡¡no sabes cuánto me alegro!!!!!