viernes, 26 de enero de 2007

Amistad en estado puro

Foto: Paisaje Alistano (Inmediaciones de Tola - Zamora)
La amistad, de todos los conceptos/sentimientos, es el más puro. Hablo de la amistad como nombre propio, no como sustantivo común, porque en sentido coloquial hay amigos y “amigos” .
No se mide por lo que recibimos de ella, sino por lo que damos, y es evidente que de funcionar así, es que la cosa es recíproca. Por tanto no se trata de esperar nada a cambio de algo, sino de tener la certeza que está ahí, el amigo o la amiga, para lo que haga falta, y que tú estás para lo mismo. Digamos que se trata de una cuenta a plazo fijo de amor, con titularidad indistinta, de la que se puede disponer a la vez sin pedir permiso.
Esperar algo a cambio le resta sentido; sin embargo recibir lo que genera, la ensalza.
Repito que hablo de amistad en estado puro.
De niños podemos ser amigos de todo el mundo, se trata de intercambiar experiencias que de alguna manera van reafirmando nuestra personalidad, no somos conscientes de dar ni de esperar nada que no sea tener compañeros de juego.
En la adolescencia la cosa se complica y tenemos un excesivo sentido de la propiedad en lo que a amistades se refiere. Solemos “enamorarnos” de alguna amiga (en el caso de las chicas) y todo nuestro mundo gira entorno a ella. Esta fase biológica es una transición que acaba completándose en la madurez, dura varios años y diferentes amigas íntimas (salvo carencias afectivas, pero eso forma parte de otra historia). Cada una que pierdes te duele como una puñalada porque piensas que te ha traicionado. Nada más lejos de la realidad. Pasa que hay funciones que no tenemos claras, que no están desarrolladas y/o se nos están desarrollando y sobre todas las cosas tenemos necesidad casi espiritual de alguien. Por otro lado, paradójicamente la adolescencia es época de deshacerte de esas “amistades” que de pronto te has dado cuenta que te están perjudicando y no tienes empacho en darles la espalda.
En la madurez las cosas cambian. Nos hacemos selectivos y más listos en ese aspecto. No quita para que sigas conservando alguna amiga, algún amigo, desde la E.G.B. o desde la adolescencia. Si es así, enhorabuena, porque esas son las amistades del alma que durarán en tu vida tanto como tu propia vida. Digo más selectivos y más listos porque estamos más maduros y sabemos bien quien nos interesa y quien no. Pero no hablo de interés en sentido mercantil, no, sino de sano interés puramente personal, sin connotaciones egoístas: aquella persona que te llena, que te satisface, que te hace sentir bien, que te presta su hombro para llorar, que te censura cuando cometes alguna tropelía, que te aplaude cuando haces una genialidad, que te llama para saber si te has muerto que hace dos días que no sé nada de ti; que te confiesa sus temores, sus amores y desamores, que le cuentas lo que piensas sin pudor ni maquillaje, que le cometas tus inquietudes, que se emociona con tus triunfos, que se ríe con tus teorías trasnochadas, que le hablas de tus penas o problemas y no hay psiquiatra en el universo que sepa curarte tan bien. Me refiero a esa amiga (amigo) a la que puedes llamar a cualquier hora porque siempre está, a la que con sólo verte sabe que estás mal sin haber abierto la boca, a la que puede decirte hoy no bajo porque no me apetece, y no pasa nada...
Sucede a veces que alguien a quien tienes gran estima, se va de tu vida sin dar explicaciones. Bueno... pues está en su derecho, sin duda no se trataba de un binómio amistoso y tu psicología te falló porque es verdad que hay gente que usa muy a la ligera, hasta el punto de devaluarla, la palabra amistad.
En fin, que todo esto lo digo porque acabo de leer a Teresa y creo que tiene el concepto equivocado ya que no es igual una Amiga que una amiga.
De todos modos, y aprovechando que estoy aquí y que el otro día fue martes, dedico este escrito a mis queridas coleguitas Arroba y Quetta. Porque quiero que sepa todo el mundo que no cuento sólo con una buena amiga, sino con más de una. Sé que soy una privilegiada y no haré nada por evitarlo. Podría citar aquí más nombres, porque conservo estupendas amistades desde mi más tierna infancia. Pasa que nos vemos poco, pero charlamos como cotorras por teléfono con mucha frecuencia (y además dicen que no leen blogs porque son un coñazo, el mío incluido). Ojo, que también es cierto que no soy amiga de cualquiera, el único requisito que me exijo es que sean personas especiales en mí vida.
Decía Teresa en otro escrito algo así como que siempre fue más amiga de los chicos que de las chicas, por no sé que historias de rivalidad. Pues yo no, fíjate. Los amigos que tengo, que son menos pero estupendos también, no me resultan tan cercanos.
Es curioso, estoy pensando ahora que alguna vez, ya bien entrada en la madurez, he tenido algún rebrote adolescente, pero eso no viene a cuento.
La amistad es algo así como la mar: inmensa en cuando a cariño, profunda en cuanto a confianza, bella en cuanto a respeto y además aporta serenidad a nuestra vida.

Uy, por lo que veo me pasaría hablando del tema toda la noche (aún siendo consciente que un escrito tan largo no hay dios que lo digiera) porque quedan algunos matices en el tintero, pero bueno, le pongo ya punto final a esto que estoy escribiendo y me quedo tan ancha.

20 comentarios:

Gusthav dijo...

Buenas Angelusa, que post tan emotivo, la amistad, más que él amor es lo mejor que le puede pasar a una persona, pero son muy pocas las personas que conservan amistades de la infancia. Yo no soy uno de ellos.

Yo deseo que vos seas mi amiga, así como Arthur es mi amigo, que lo conozco desde hace 7 años, pero ahora nuestra amistad as más fuerte cada vez, es bárbara.

Saludos, abrazos y besos.

Nice Day, con toda mi Alma:
Gusthav

Arthur dijo...

Auch Angelusa, he recordado a mi amigo el que se fue a Córdoba ó Tucumán, y me duele mucho, Auch!

Y si es cierto que siento que me traicionó, pero no es así, simplemente tuvo que irse porque a su papá consiguió un mejor trabajo, así es que el gaucho de las pampas (así le digo) me dejó un vacío en mi Corazón que poco a poco Jesús nuestro señor y mi Madre han llenado ese vacío.

Además siento que Gusthav sí es un amigo verdadero, que nunca me dejará ni yo a él, seremos amigos, casi hermanos por muchos años.

Saludotes, abrazotes y besotes

Sweet Dreams, de todo Corazón:
Arthur

Arthur dijo...

Por cierto Angelusa, soy tu amigo yo también? O más bien me considerás amigo tuyo a mí también?

Saludotes abrazotes y besotes.

Sweet Dreams, de todo Corazón:
Arthur

P.S. Que mal que no hay curitas para el Corazón, Auch!

Nívola frívola dijo...

Hola Angelusa, es muy cierto lo que dices de la amistad, yo pienso que es el sentimiento más puro y duradero, más que el amor;por eso la debemos cuidar mucho!!!!
Saludos desde Zacatecas, México.

Arroba dijo...

Sí, angelusa, yo tambien tengo esa certeza, y se que nuestra amistad no es de la infancia solamente porque nací casi un siglo antes que tu.
jajajaja, es curioso que hayamos intimado tanto con esa diferencia.

Me imagino yo con mis coletas y tu con tus cachuscas jugando en la nieve y no se, no se quien se llevaría más bolazos, con lo que nos gusta pelear
:-))

La de la ventana dijo...

Angelusa, no sé por qué insistes en que no tengo claro el concepto de anustad. Sé lo que es, lo tengo claro desde hace años, pero, por lo que sea, no he tenido tanta suerte como tú. Y no creas que uso a la ligera la palabra "amiga". Sé lo que es. De sobra.

Eres afortunada, en lo que a la amistad se refiere. Yo no.

Eso es todo.

Ángela dijo...

Teresa, no te me enfades que sólo se trata de un punto de vista diferente del mismo tema, mujerrrrr.

Arroba, a veces se me olvida la diferencia de edad, fíjate qué cosas. Y otras, la mayoría, me veo a tu lado como una anciana:-))))

Libita, la amistad no es otra cosa que amor. Un saludo para ti y bienvenida a este rincón de Zamora (España).

Arthur y Gustav, me atrevería a decir, fijaos, que lo más importante en el mundo es la amistad. Los amigos se van haciendo a medida que caminamos por la vida; luego, como las plantas, hay que cuidarla para que no muera. Y si algún día muere, tengamos por seguro que no era amistad, sino conveniencia.

nac dijo...

No tengo mucho más que añadir a lo que has descrito tan bien, porque estoy totalmente de acuerdo contigo. Un amigo está siempre ahí, incluso en esos momentos en que todo el resto del mundo preferiría no conocerte. Un besito, amiga.

Anónimo dijo...

“No se trata de esperar nada a cambio de algo, sino de tener la certeza que está ahí, el amigo o la amiga, para lo que haga falta”.

Hace un par de años mi compañera y yo sufrimos suna situación traumática, angustiosa. Nuestros familiares más directos eran conscientes de ello pero a los amigos y “amigos” preferimos dispensarle de aquel mal trago. Un día se lo contamos a quienes pensábamos eran nuestros amigos más “fieles”. La respuesta fueron palabras de ánimos, comprensión y no volver a dar señales de vida. Simplemente, desaparecieron.

No buscábamos consuelo, acaso desahogo. Puede que se sintieran inútiles ante el infortunio que padecíamos y, acaso por cobardía o por no saber cómo responder, huyeron. Al cabo del tiempo cuando volvíamos a coincidir siempre eludieron toda intimidad que pudiera conducir a revivir aquella confesión.

Cuando la situación aún no ha sido resuelta, nunca podrá serlo, ya sabemos que la amistad es tan escurridiza y su concepto tan manido que, desde aquel lamentable episodio, prefiero hablar de “conocidos”.

Besos.

Ángela dijo...

Júcaro, es verdad que hay gente a la que se
considera amiga y que a la hora de la verdad no sabe afrontar cara a cara las –digamos- desgracias ajenas y esconden la cabeza bajo el ala. (Eso lo sé muy bien, créeme).
Pero ante la evidencia hay que ser valientes y reconocer que estábamos errados otorgando tan digno status a quien no lo merecía.
Sin embargo puedo asegurarte que existen los verdaderos amigos, los que no te darán la espalda nunca. Y no es ficción. Lamento que no hubiéseis tenido oportunidad de comprobarlo.
No sé, Júcaro, yo es que soy bastante selectiva en ese aspecto y a estas edades mías se distinguir muy bien entre amig@s y conocid@s...
De todos modos, y no soy en absoluto presuntuosa, yo sé cuidar muy bien a las personas que me hacen feliz, pongo demasiado empeño en esa reprocicidad. Pero ojo, no digo que vosotros no lo pusiérais, que no quiero que haya una mala interpretación como acaba de sucederme con Teresa.
Es que este tema es un tema amplio y un blog es un sítio muy limitado para expresarse, para dialogar sobre ello.

Nac, amiga mía, tu y yo bien sabemos de qué hablo, ¿verdad?

Besito para ambos.

Ángela dijo...

Reciprocidad, perdón

La de la ventana dijo...

No creo que te haya malinterpretado, Angelusa. Insistes en que tú tienes los conceptos claros, y que los demás nos confundimos con los amigos y los conocidos... Que tu edad te da sabiduria para diferenciarlo, mientras que yo no me entero.

Y dale. Que no.

Sigo diciendo que tienes suerte. Unas personas la tienen en unas cosas, otras en otras cosas. Tú la tienes en tus amigos. Yo no. Quizás la tenga en lo bien que me sale la paella, o en que siempre que rifan un jamón, me toca. Yo que sé. Pero con las amistades, no tengo suerte. Aunque tenga claras las cosas. La teoría me la sé. Con matricula de honor, te lo aseguro.

Sebastián Puig dijo...

La amistad se siente en las entrañas, es casi inexplicable. A veces está llena de risas, ruidos, ternura, caricias. Otras se compone de largos silencios compartidos. También de sinceras discrepancias, de verdades incómodas dichas mirando a los ojos, de consejos dolorosos pero necesarios... Y conseguirla es tan difícil. Por eso coincido contigo en tener pocos, contadísimos amigos verdaderos.

Un beso...

Ángela dijo...

Rythmduel, Humm, qué buena definición, cómo me hubiera gustado a mi ser su autora...

Teresa, tengo la cabeza cuadrada, vale, es cierto..., ¡¡¡¡pero es que no estoy intentando imponer criterios!!!!

Anónimo dijo...

... si Arroba tiene un siglo más que tú... y tú tienes un siglo más que yo... ¿yo no he nacido?... ¿cómo va a tener Arroba dos siglos más que yo?...

Ángela dijo...

Quetta... ¿has vuelto a empinar el codo otra vez, verdad?

Unknown dijo...

Angela, que sepas que esas dos amigas tuyas van hablando a tus espaldas... "que mírala que chula se ha vuelto desde quetiene blog, que si ahora va con fulanita y a nosotras ni nos habla, que si ese jersey es un modelo igualito que el mio y me lo ha copiado..."

A mi me hicieron lo mismo y ya no me hablo con ellas.

Ángela dijo...

JAJAJAJAJAJAJAJA, Arrobita. A este paso no heredas, eh.

Anónimo dijo...

La del jersey que me lo ha copiado
tiene que ser Quetta, porque yo no he usado en mi vida prendas que oculten mis tetas, pero sí, hablar a sus espaldas, ya lo creo. No hay otro modo porque siempre mira para otro lado.

Arroba (la favorita)

(tu blog solo me deja hablar si entro de incógnito)

Anónimo dijo...

¡Claro que hablamos a tus espaldas! No dejas meter baza nunca...