domingo, 27 de marzo de 2011

Mensaje subliminal


Las tardes de lluvia saben a yogur de piña y huelen a recuerdos.
Bueno, no siempre, otras veces no saben a nada, simplemente llueve y en ocasiones las alcantarillas no dan abasto a recoger todo el agua que cae y ésta de desperdiga o se empoza y es ahí dónde una se da cuenta de las imperfecciones municipales: el suelo no está a nivel y esto debe ser porque el ayuntamiento carece de ello. No es verdad que tenemos lo que nos merecemos, al menos mis hermanos, mis amig@s y yo nos merecemos algo más digno que un suelo (léase ayuntamiento) desnivelado. Pero mira, no voy a hablar de cosas políticas que se me revuelven las tripas, además a mí qué más me da si no le voy a volver a votar ni a maría santísima; seguirán robando y deshonrando la buena fe del votante, pero con mí voto ya no.
Decía que las tardes de lluvia huelen a recuerdos y saben a yogur; ese matiz dulce y ácido a la vez que otorga a mis labios una sonrisa entre triste y complaciente me alivia porque deja fluir, sin agobios, mis sentimientos. Ayer, por ejemplo, pensaba mientras llovía que quería abrazarte, pero no eran tus brazos los que tenía a mano. Sonreí porque podían haber sido, ¿te imaginas?, y con la misma sonrisa me resguardé bajo un paraguas con las varillas rotas por el viento que llevaba otra persona y acabamos riéndonos a carcajadas porque era tan absurdo como innecesario, llovía tanto y hacia tanto viento que llevar paraguas, y además roto, resultaba cómico.
Pero yo para entonces ya había decidido que prefería verte feliz.

7 comentarios:

Jorge Arbenz dijo...

Me parece un texto fantástico. Sensible, muy tuyo. Me gusta mucho.
Por cierto, que como Jovekovic estoy completamente inactivo e inaccesible.
Lo digo porque veo que tienes enlazados mis antiguos blogs todavía.

Isabel Barceló Chico dijo...

Es cómico refugiarse bajo un paraguas roto. Pero así nos pasamos casi toda la vida y, encima, se nos olvida reir.
Besos, querida amiga.

Moony-A media luz dijo...

Mejor quesea feliz y deje que riamos bajo un paraguas roto. Si no lo fuera, nos arrastraría su tristeza.

Genial,Angela.

Un beso grande.

Miguel Schweiz dijo...

No sé para qué comento, contigo siempre es íden de ídem, la calidad que empuja a meterse en la escena completa y las reflexiones, es algo que nunca se puede explicar.

Eres un fenómeno Angelus...

Besos!

Mafalda dijo...

¡Qué gustazo ver cómo tus textos aumentan en frecuencia! Es una buena señal, ¿verdad? No puedo decir lo mismo de la calidad porque son todos estupendos, Angelusa. Maravillosos tus deseos para con quien deseas abrazar
Un besote.

Talín dijo...

Desde mi balcón te veía bajo el paraguas. Y era yo quien me reía de la insistencia de la lluvia queriendo acariciarme. Al fin venció su tenacidad y yo me dejé empapar. La primavera es así: te vence. La naturaleza siempre vence. Por eso la iglesia es enemiga de ella.

Abrazos lluviosos

Ángela dijo...

Jo, muchas gracias, pero de verdad, y no es falsa modestia, no me merezco tanto.