sábado, 16 de diciembre de 2006

Cenceño





Ayer y hoy amanecimos envueltos en cenceño. El cenceño es escarcha blanca que se posa en los sitios cuando hay a la vez niebla y muy bajas temperaturas. No es helada ni nieve, pero se parecen. Ignoro sé si se denomina así en culaquier otro lugar de España, aquí en mi pueblo desde luego que sí. Me gusta la palabra porque si se cierran los ojos y mentalmente se pronuncia varias veces (cenceño, cenceño, cenceño, cenceño...) se acaba visualizando el efecto y entran escalofríos. Y me gusta también porque el paisaje queda estático, bellísimo, como sacado de un cuento de de niños con bufanda y gorrito de lana y la naricilla roja, que tras varios días de búsqueda infructuosa, al final acaban encontrando a su perro gracias a un mendigo bueno que acaba yéndose a vivir con ellos, como si fuera el abuleito que nunca tuvieron. Un cuento con final feliz. Como todos los cuentos que se cuentan a los niños: primero se les hace sufrir con las desventuras de las primeras 39 páginas del libro, hasta llegar a la 40, en la que por fin se soluciona todo. Y los niños entonces sonríen porque son felices. No importa que se les cuente cien veces el mismo cuento, porque la reacción ante el desarrollo del argumento siempre es la misma: carita de pena al principio y sonrisa de orilla a orilla al final.
¡Qué cosas!
¿Aún se cuentan cuentos o directamebnte se enchufa al niño en el ordenador y se le pone un audiolibro con voz de lata, o un video juego en la tele?
Si yo tuviera niños, todas las noches les contraía un cuento. Pero como no tengo, me lo cuento a mi misma.

Fotos: 1) Cenceñada detrás de mí casa
2) Cenceñada delande de mí casa


13 comentarios:

Anónimo dijo...

Dos descripciones preciosas. Las dos,tanto la del cenceño -cada día aprendo algo más contigo- como la de los niños y nuestros cuentos.
Yo también me cuento cosas a mí misma. No cuentos, pero sí que me gusta recordar cosas graciosas y reirme sola. Lo hago especialmente cuando voy por la calle, sola y un poco aburrida, y noto que la gente me mira como si estuviera loca.
¡Vivan los locos y su imaginación!. A ver si se les pega algo a nuestros niños, y no les oímos decir tan a menudo "me aburro" cuando no tienen un ordenador o una video consola que llevarse a la mano.
Un besote desde la distancia ya.Snifff.

Arthur dijo...

Buenas Angelusa! Hoy te diré que con eso del cenceño me lo imagino y sí, es igualito a la escarcha que se hace en mi congelador, ó sea, el Freezer ó dónde se guardan los hielos (no sé cómo se dice por allá), acá, como en lo único que pasa algo parecido es hasta la Patagonia y no he ido hace varios años, pues ya no lo recuerdo (Buuu!).

Y con lo de los cuentos, que bueno que por allá hay quienes aún tienen esa costumbre tan bonita, porque acá bo hay mocoso alguno que no se la pase pegado al televisor con su videojuego (sobre todo Nintendo) ó pegado a su ordenador en Internet bajando imagenes, fotos, música, audio ó video.

Para que sepas un poco más de mí, yo también soy un Nintendomaniaco, desde que tenía 10 años hasta hoy me la he pasado jugando Nintendo cuando no tengo nada que hacer y no hay nada bueno en la tele.

Saludotes, abrazotes y besotes.

Feliz Navidad y Fin de Año.

Sweet Dreams, de todo Corazón:
Arthur

Anónimo dijo...

El cenceño, gelu, qué precioso. Gracias a él he podido crear un cuento que he colgado en mi "Momento".
Os lo dedico a Nac, a Ana y a ti. A ellas porque las echo de menos, a ti por tu preciosa descripción del cenceño.
En cuanto pase este atroz catarrazo podré daros un besazo.

Anónimo dijo...

¿Cenceño? Es la primera vez que lo oigo... pero me gusta.

Bueno, te contaré un cuento:

"Érase una solitaria 'n' que estaba muy sola y aburrida. Una fría mañana de invierno se atrevió a visitar un pueblo, el de Angelusa (y de arroba). Estaba amaneciendo, el rocío, la niebla y el frío le cayó encima en forma de 'cenceño'... Cuando volvió a su casa se secó y entró en calor pero el 'cenceño' se quedó par siempre con ella y se convirtió en una preciosa 'ñ', la que todos conocemos".

Un beso.

Anónimo dijo...

El cenceño frunce su ceño cuando el paisaje que vemos es navideño...
no lo he podido resistir, hermosa palabra sí.
Angelusa, los niños ya no quieren que se les cuenten cuentos a partir de los once años. Ya son mayores (creen) y prefieren vivir de los cuentos chinos que les cuenta la caja boba.
un abrazo.

Ángela dijo...

¡¡¡Nac, hola!!! Bienaventurados los locos y su imaginación, porque de ellos será el Reino de los Cuentos. Tengo un trancazo de tres pares de digitales, pero te mando un besito. Sniffff...

Arthur, sí, el cenceño es parecido a la escarcha de tu congelador, pero mucho más poético. En cuanto la tu adicción a la NItendo, bueno... supongo que serán cosas propias de la época que toca vivir. En la mía eran cosas tan simples, pero divertidas, como los cromos, o las tabas...

Arroba, gracias por el 33% de cuento que me corresponde. Espero que mañana ya estemos bien porque yo también pillé un buen gripazo. Esto... ¿no me lo pegarías tu?

Javier, qué bonito cuento, maestro, de verdad. Muchas gracias. A Arroba le encantará también, estoy más que segura. Tiene ella algo escrito sobre la Ñ, de hace un montón de años. A vre si lo mete en su página.

Vailima, encantada de verte por aquí.
A veces -pienso- es por comodidad de los padres que los niños se crean mayores; es una forma de no estar tan pendientes de ellos, de no contarles historias, ni cuentos...

¡Besos para tod@s! (Y que me mejore)

Anónimo dijo...

¿Cómo que te mejores?. Ah, ¿pero todavía se puede ser más mejor?. Lo dudo.
Me vas a permitir que le dedique desde aquí un comentario a Javier.
Javier, que sepas que me siento muy identificada con tu "Ñ".
Un besito a los dos.

Anónimo dijo...

Perdón, ha salido como anónimo pero soy Nac.

Anónimo dijo...

No soy anónimo que soy la señorita del pan pringao que echa los mocos en el guisao.
Qué muy bonito cuento a mi letra favorita" graciassss.
Que cuando no haya más mocos en mi nariz ¿en mi pequeña nariz? no, ella no podría alojar tantos tonelitros de moquillos, os hablaré.
(ahora no me deja postear comentarios en mi blog)
Arroba desde debajo de la manta

Anónimo dijo...

Linda palabra cenceño, me parece que en Nuez lo llaman nebrisca. No puedo asegurarlo y ya no tengo a quién preguntarlo.
Respecto de los cuentos, son eternos. Pobrecito el niño que no ha escuchado cuentos y mucho más pobre el adulto que no los ha contado.
Soy "cuentera" por vocación, de cuentos leídos o inventados y de canciones que son cuentos, aunque desentone. Recomiendo este hobbie, es realmente gratificante.
Besos y hasta pronto...

Ángela dijo...

Nac, tú sí que eres buena. Y como sé que ya no vas a leer estas reseñas que están de días, aprovecho para decirte que te echo de menos, snif.

Male querida, ¿nebrisca? Pues no lo sé, he de enterarme y te lo confirmo. (Además tengo que preguntarte una cosilla de carácter familiar, de manera que una noche de estas te envío un correo).
Un abrazo, prima. No sabes cómo me gusta leerte por aquí. TQM.

Anónimo dijo...

Eres mala, mala, muy mala, ¡eh?.
Que sepas que tengo la mala costumbre de husmear todos los dias por todos los rincones de tu saloncito. Por si encuentro algo mío, más que nada.
Y con respecto a que me echas de menos, eso sí que no te lo perdono. ¡Vamos, decir esas cosas bonitas a mis espaldas...!
¡Vergüenza debería darte, bonita!
Todos estos besos que te mando, te los daré en persona muy prontito.

Ángela dijo...

Gluppp qué corte... que me ha pillao.
¿Muy prontito? Mmmm... ya se me está haciendo eterno...
Muassssssssssssssssssss