viernes, 16 de enero de 2009

Triste historia


Existe un lugar remoto en el que sus habitantes no beben agua porque un día uno de ellos se ahogó. Con el tiempo, la deshidratación se convirtió en pandemia. No hay cultivos de regadío, lo que limita sus despensas, ni fuentes que den un toque musical al lugar. El río lo desviaron mil kilómetros más allá. Cegaron las tuberías en el sitio donde siempre hubo grifos. Decir la palabra “agua” es nombrar al diablo. Y así hasta mil órdenes incongruentes que nada tienen que ver con el desarrollo normal de la vida.
Construyeron un búnker donde todo el pueblo, todo, se refugiaba los días de lluvia. Que una gota de agua tocara los labios o mojara el cuerpo, era pecado mortal.
Naturalmente que hubo desertores, condenados para siempre a vivir lejos de allí porque los que habían aceptado esa religión seca se convirtieron en extremistas de la causa y bajo ningún concepto permitían disidencias.
Poco a poco el aislamiento del pueblo provocó su desaparición total del atlas y se convirtió en un desolado fortín.
Por favor, ¿alguien puede ponerle un final feliz a esta triste historia?

31 comentarios:

Moony-A media luz dijo...

Bufffff, qué difícil lo pones... como se provoque una inundación que saque a todos del búnker.
Pero, mira, podemos hacer una extrapolación de las mías :D
Cambiamos agua por amor y al fortín, por esa gente que por no sufrir, no se implica con nadie.
Quizá una llegada inesperada que haga saltar el corazón y perder la cabeza...

No sé :D

Angelusilla, qué bien escribes...

Un beso enorme.

Anónimo dijo...

¿es forzoso que sea un final feliz el que te demos? En caso afirmativo mi siguiente pregunta es por qué lo quieres así. Y en caso negativo, te diré ¡ah, bien!

Ángela dijo...

Moony, querrás creer que casi me desnudas la metáfora. Qué lista eres...
Sí, ese sería un final estupendo:-)))
Gracias, pero la que escribe bien sos vos, poeta.
Un abrazo:_)))

Arroba, sí, tiene que ser forzosamente un final feliz. ¿Porqué?¿Será porque me gustan más que los tristes?

Ángela dijo...

Arroba, o porque necesito un final feliz.

Anónimo dijo...

Angelusa, el dios creador de esta historia has sido tú y la has creado triste. Ahora quisieras un final feliz para ella. Así somos de contradictorios; sembramos tristeza y queremos que brote alegría. Pero, niña, si no le das tregua a tus personajes. No has dejado ni una sola puerta abierta a la felicidad.
Pienso que tu última frase proporciona a tu historia un justo y muy coherente final.En serio.

Anónimo dijo...

¿Y quién se atreve a añadir una coma?

En cualquier caso,tu texto me lleva a lo que sucede con un pueblo al que le quitaron las tierras más fértiles; a un pueblo que no tiene ríos, ni lagos. Un pueblo al que han cercado para cortarle todas las vías de comunicación con el exterior para que no les llegue agua, ni alimentos, ni medicinas. Un pueblo del que no se puede salir, al que no se puede entrar si no es para matar a cada uno de sus habitantes.

Por favor, ¿alguien puede ponerle un final feliz a esta estremecedora realidad?

Un beso

Ángela dijo...

Ya, Arroba, pero yo quiero para mi historia, a toda costa, un final feliz.
Claro que somos contradictorios y quizá el motivo principal de esas contrdicciones sea encontrar finales felices en nuestra vida. Una vida plana desde luego que estará siempre exenta de emociones. Entiéndase por vida plana, caminar según prospecto. De todos modos, tú invítame a cenar mañana y lo debatimos entre bocado y bocado.

Anónimo dijo...

¡Eso está hecho!
¿ves cómo construímos nuestro tu devenir?
Mañana, probablemente, encontrarás la cena feliz que andas buscando

Ángela dijo...

Júcaro, hay soluciones políticas para el pueblo del que hablas y que todos, en estos momentos, llevamos en el corazón porque nos duele. Pero no las quieren aplicar. Me remito a tu blog para contestarte, porque tu, como nadie, sabe analizar esos temas.

Un beso.

Anónimo dijo...

dificil el reto k propones, pero me siento hoy optimista y voy a pensar en darte un buen final del tipo de... "y fueron felices y..."Lo pensaré y cuando lo encuentre volveré.

Anónimo dijo...

Un día una de las "resecas sombras" sintió k algo le hacía sentirse feliz, muy feliz tanto k necesitaba llorar para expresar la gran felicidad k sentía, se lo contó a otra sombra y esta a otra y así se contagió dentro del fortín la necesidad de llorar de alegría, tantos y tanto lo desearon k empezaron a formarse nubes de ansiedad en el aire y de pronto... estalló la tormenta, millares de gotas cayeron y unos pudieron llorar de alegría y otros de felicidad. Volvió a restaurarse la desigualdad terrenal y algunos fueron felices y ....

Ángela dijo...

Rural, qué delicia de final...
Vamos a tener que hablar tu y yo muy seriamente de esta vena de poeta que El Molino te ha dado... ¿O ya la traías puesta de la capital?

Malone dijo...

un guionista español lo acabaría con el protagonista despertando sobresaltado,miraría por la ventana
viendo con alivio su verde pradera
y resoplando exclamaría¡todo ha sido un sueño!besos

Anónimo dijo...

Se me ocurre uno:
"-Risas-... Y os lo habéis creído cuando solo era una broma."
¿Ves? Ya está. Eso si te gusta, porque el cuento es tuyo.

Sabías que en el ejército, si uno se tiraba por una ventana y se mataba, la arrestaban. Te lo creas o no es cierto. Y la gente se tiraba bastante más a menudo de lo que parece.
El arresto consistía en tapiarla, desaparecía su función. En mi compañía habían dos.
Si un mulo daba una coz a un soldado... pues lo arrestaban no sé cuántos días en la cuadra. En cambio, si un recluta se pegaba un tiro haciendo una guardia o vete a saber que, y de esos los había más que de la ventana, pues no arrestaban al fusil, a ese no, ni tapiaban la garita.

Un abrazo.

almena dijo...

Yo creo que la historia está espléndidamente terminada.
Y que un final feliz, desharía su moraleja: lo negativo de cualquier extremismo.
:)
Enhorabuena por ella.

Un abrazo!

Ángela dijo...

Malone, no estaría mal una sacudida de mente de ese calibre.

Pau, bueno... una broma... Ojalá...
Anda que como son en el ejército de raros. Yo me quedo con la idea que da Aute: una rosa por fusil.

Almena, no, no, tiene que tener final feliz a la fuerza. No puede ser de otra manera.

Gracias a los tres. Besos.

Anónimo dijo...

Mucha agua

Ángela dijo...

Eso es, Brujita, agua, mucha agua. Tu si que sabes...
Un beso.

Caminante dijo...

hubo desertores, condenados para (...)siempre a vivir lejos de allí porque los que habían aceptado esa religión seca se convirtieron en extremistas de la causa y bajo ningún concepto permitían disidencias.

Poco a poco el aislamiento del pueblo provocó su desaparición total del atlas (...)

Ese es el final feliz, sólo los disidentes sobrevivieron -porque estabam lejos "del extremismo"
Besos. PAQUITA

Caminante dijo...

hubo desertores, condenados para (...)ERROR
debe ser: (...) hubo desertores, condenados para siempre a vivir

Anónimo dijo...

Pues mi final es que la historia se alargó tanto tanto en la entrada, gracias a la participación de muucha gente que llegó a invadir el post de abajo donde había un cielo nublado que en breve arreció hasta descargar una magnífica lluvia por todo el lugar.
Moraleja: solo no puedes, con amigos sí.

Ángela dijo...

Anónimo eso es, has dado en el clavo "solo no puedes, son amigos sí". Si vuelves a leer esto, quiero que sepas que me gustaría saber quien eres.

Paquita, ya, pero a ver, se trata de que el "pueblo" reaccione y vuelva a dosfrutar del "agua" como lo que es: elemento de vida.

Gracias a ambos. Un beso.

Isabel Barceló Chico dijo...

Creo que el final feliz - o un final, a secas - sólo pueden ponerlo los habitantes del bunker. Nos encantaría a muchos poder elegirlo, devolverles la lluvia y el placer del agua, y su ruido y su frescor, pero nada puede hacerse si ellos cierran los ojos y los sentidos a ese don. Quizá, con paciencia... Un beso enorme, querida angelusa.

Ángela dijo...

Isabel, mira por dónde que es verdad que habría no uno sino varios finales felices y del mismo modo que los finales que me amablemente me han sugerido ahí arriba los he aceptado, te digo a tí (y a Arroba y Paquita) que tenéis razón, ya que como dices -cito textual- ".../... pero nada puede hacerse si ellos cierran los ojos y los sentidos a ese don".
A veces las cosas no son como deberían ser ni como una quiere que sean.
Qué tristeza siento.

Gracias, Romana, un beso.

dezaragoza dijo...

No, no puedo. Yo soy uno de los desertores.

Ángela dijo...

Pues bienvenido al club, Dezaragoza.

Isabel dijo...

Hola Angelusa!

Lástima que mi imaginación (como otras muchas cosas) este bajo mínimos, porque finales felices para esta historia (como para todas) hay. En paralelo se me ocurre el aislamiento al que nos pueden llevar nuestras absurdas ideas en la ficción y en la realidad. Y también en paralelo, el miedo, ese pajarillo acurrucado en su jaula con las puertas abiertas…ni siquiera indeciso porque no sabe a donde ir, más bien inflexible por estar atenazado…a las circunstancias.
Mucha realidad en tus líneas y qué certeras! Un placer visitarte.

Besos

Ángela dijo...

Hola Isabel, encantada.
Aislamiemto, miedo, circunstancias...
No hace falta que te diga que comulgo contigo en todo lo que expones, pero te lo digo.

Un placer también para mí que hayas venido.

Un beso.

Mencía dijo...

Niña, me ENCANTA esta foto y te diré que no tienes por qué envidiar ...
Me gustan las fotos!!! Y te dire que compartimos otra aficción ... la poesía

Besos de presentación :D

Ángela dijo...

Qué suerte haber coincidido. Fui a tu blog desde el de Moony. Y qué sorpresa al ver tus fotos. Te juro que todas son preciosas pero hay algunas de matrícula de honor.
¡Y encima también te gusta la poesía!

Encantada de conocerte. Un beso Mencía.

Pedro J. Sabalete Gil dijo...

Una niña que no sabía que el agua era pecado vio un día una lámina brillante que los mayores llamaban charco. Al ver el reflejo de una inmensa nube quiso tocarla y se empapó con ello la manita.

La lamió. Le gustó mucho. No sabía a nada pero producía una sensación maravillosa.

A partir de entonces en secreto comenzaron a beberla...

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Me encantó.

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Saludos, Goathe.