lunes, 8 de noviembre de 2010

Nunca más te esperaré fumando


Me fumo la noche a borbotones mientras la primera persona del presente de indicativo del verbo vencer se hace insoportable. Si esta vez lo consigo, me hago un monumento para ponerlo en mi futuro jardín, ese en el que haré instalar un templete en la esquina por la que se pone el sol en otoño para que, de vez en cuando, un músico de jazz me obsequie con emotivas improvisaciones de saxo.
Debo combatir la ansiedad con sorbos de agua si no quiero que el perímetro de mi cuerpo vaya in crescendo, pero eso será a partir de martes.
El jardín estará cercado por acebos y una alfombra de orquídeas rodeará mi esfinge. Varios acerolos y un par de palmeras darán la sombra necesaria sobre una mesa que pondré al lado de un estanque que nunca tendrá peces.
Quizá sobre la estatua, ¿para qué me quiero dos veces?
(Abro paréntesis para echar una carcajada; en ocasiones celebro las tonterías que escribo porque al releerlas parecen más obra de un personaje trasnochado que ocurrencias de una mujer adulta a punto de entrar en la menopausia. Me da que tengo pululando por entre los circuitos de mi cerebro un álter ego que me hace todo el trabajo sucio).
En este instante estoy tomando café con leche y galletas marías. Hacía tiempo que no comía de estas galletas; qué insípidas son, qué poca gracia tienen. Ahora entiendo porqué a Ro no le gustan. Tampoco le gustan excesivamente las cosas dulces, pero le encanta desenvolver bombones y chocolatinas que acabo comiendo yo. Las patatas fritas, sin embargo, me las da por cuentagotas. Tengo que hablar muy seriamente con ella, pero no por que no le guste el dulce sino porque esa disposición suya a desempaquetar golosinas me hace pecar varias veces al día.

4 comentarios:

Mafalda dijo...

A mí también me ha hecho reír esa ocurrencia tuya.
Cuando pongas la mesa rodeada de acerolos, avísame, quiero apoyar los codos en ella mientras vuelvo a mi infancia con el sabor de las acerolas. ¿Me dejarás trepar por el árbol?, aunque sea por la palmera...

¿Estás... intentando...dejar... el. .. humo? ¡Qué difícil!, yo también debería.
Besotes.

molinera dijo...

ese rinconcito será universalmente envidiado. Yo estaré allí y desenvolveré (las dos con v?) miles de golosinas para brindar por ese espacio ¡por fín! sin humo.

Miguel Schweiz dijo...

Jo Angelus, antes era un placer releerte y encontrar pequeños detalles que te habían pasado desapercibidos. Ahora el llegar aquí con las letras frescas, recién horneadas... uf, qué delicia.

Que sepas que eres una gran escritora, no sé como no estás por ahí ventilando los libros que tendrían la obligación de publicártelos.

Besos, muchos.

Caminante dijo...

Qué bien escribes, sea de lo sea, da gusto leerte.
Besos de mañana: PAQUITA