lunes, 17 de septiembre de 2007

Casi mil días



"Lo siento pero… hemos acabado. No insistas, es mi última palabra, la decisión está tomada. No tengo nada más que añadir. Adiós, Lola”.
Con estas palabras, Juan ponía punto y final a una relación de casi tres años que jamás había empezado.
El espejo fue su único testigo; despiadado y mudo confidente que le devolvía, detrás cada palabra, el mismo rictus triste con que era pronunciada. Le faltaba convicción, es cierto, pero era necesario poner límites a tan cruel zozobra.
Juan estaba locamente enamorado de Lola. La quería con desbordada pasión, la amaba. La amaba pensando en ella mientras se acurrucaba en su sillón. La amaba en las noches a solas de su cuarto dibujándola con sus dedos. La amaba siempre. La amaba en su coche, en el cine, paseando por el parque. La amaba cuando, allá en los recesos de las 12, iban a la cafetería, pero tan sólo una vez se atrevió a rozarle levemente su mano mientras le acercaba una taza de café. La amaba, sobre todas las cosas, al atardecer de los días.
Los fines de semana no tenían sentido porque no podía verla,
sentada en la silla, mientras atendía el teléfono o pasaba algún informe al ordenador.
Estuvo casi tres años deseándola, pero Lola …no lo sabía.
Ella era guapa y dicharachera. Él era
tímido… Ella era la mujer de su vida. Él era tan tímido…
Lola nunca supo que para Juan fue una diosa durante esos casi tres años que trabajaron juntos y que, a pesar de la decisión de abandonarla, seguiría siendo, en el más estricto de los silencios, la musa de sus poemas, el desvelo de sus noches, el único afán de sus sentimientos, el sentido de su ramplona existencia.
Lola nunca sabrá que la dejó porque nunca supo que la tuvo.
Juan, esa misma tarde, se fue a trabajar a otra ciudad y Lola, al día siguiente, empezó a echarlo de menos. Era –pensaba- tan encantadoramente tímido...

18 comentarios:

Anónimo dijo...

precioso, angelusa

Sebastián Puig dijo...

Hermosa historia, estás en forma, querida amiga.

Moony-A media luz dijo...

Qué malos son los silencios en casi todo, sobre todo en el amor. Pero qué malos...
Y nos empeñamos tantas veces en callar, o en esperar que se entienda lo que no decimos, confiando en la claridad de unos actos o gestos que sólo lo son para nosotros.
En fin, niña, tú y yo mejor que no nos callemos nunca.
tampoco creo que pudiéramos :D

Un beso muy fuerte.

Desesperada dijo...

k historia tan bonita y con cuánta moraleja... bicos guapiña

Talín dijo...

Me recuerda este relato a uno de mi pueblo, tontico él, que decía que tenía una novia en un pueblo al lado, en Cuelgamures, que así se llamaba, y se llama el pueblo. "Y, ¿ella que dice?", le preguntaban. A lo que contestaba, siempre: "Nada. Ella no dice nada. No lo sabe. Algún día se lo diré".

Arthur dijo...

Pues por acá siento que, si él era tímido y Lola empezó a echarlo de menos después de que él se fue, pues hubiera sido bueno que le hablara por telefono para decirle que lo ama y que sabe que él la ama. Y es que también si Juan no se atrevía a decirle a Lola que la amaba, entonces (tal vez) Lola debía descubrirlo y ser ella quien le declare su amor. Si de verdad lo amaba tenía que adivinarlo.

Te lo digo porque yo también en ese factor soy muy timido también, y espero algún día en que una mujer me diga que me ama, que declare su amor. Lo siento, pero yo nunca daré el primer paso.

Saludotes, abrazotes y besotes

Sweet Dreams, de todo Corazón:
Arthur

Gusthav dijo...

Yo si fuera Lola me iba a buscarlo si es necesario hasta el fin del mundo.

Saludos, abrazos y besos

Nice Day, con toda mi Alma:
Gusthav

Ángela dijo...

Quetta, gracias. Recuérdame que te invite a un cafelito la próxima vez que nos veamos.

Rythmduel, gracias. Tú tampoco eres manco, hombre.

Moony, mejor que no nos callemos nunca, eso es, pero... los silencios antiguos pesan tanto.
¿Sabes, poeta? No sé si lo sabes, pero la puerta de tu Cuaderno sigue cerrada...

Desesperada, si me aplicara toda la teoría que sé, sería cuasi perfecta.

Talín, digamos que he relatado un poco ha historia del de Culegamures. Son tantas ls veces que se repite...

Arthur, habrá que decirle a Lola que lo llame, eso es.
Más te vale no ser tímido e ir directamente al grano, sino te prderas tantas cosas...

Gustav, ojalá Lola te lea, chavo.

Un beso a tod@s. Y gracias por participar.

Isabel Barceló Chico dijo...

Opino como moony, que los silencios son terribles, y nos privan de muchas cosas hermosas. La historia está contada con mucho amor y mucha delicadeza, querida amiga. Espero que si te has inspirado en la realidad, haya algún modo de romper ese silencio. Besos.

Miguel Schweiz dijo...

Es una historia que me pone triste Angelus y sí, pasa muchas veces, quizás demasiadas.
Besos

Imagine Photographers dijo...

Preciosa historia y en ocasiones mas real que la vida misma, catalizador de profundos y solitarios sentimientos de amor y dolor.

Unknown dijo...

y qué era lo que echaba de menos? la timidez? luego si dejara de ser tímido, ya no tendría la única cosa que realemente le gustaba de Juan...

Juan necesitaba otra ciudad y otra mujer; una que aprecie sus poemas, una por la que sienta tanto, que ese sentimiento le haga vencer su timidez.


Lola encontrará más gente a la que echar de menos.

;)

(genial historia)

Unknown dijo...

Yo soy de los que he perdido oportunidades por ser tímido. Se me ocurren pocos desencantos más duros que ese. Quizás sea porque las pocas veces que me lancé no hubo éxito, y claro, los experimentos con gaseosa ...

Larrey dijo...

bonita historia, sí señora, y el mundo debe estar plagado de Lolas y Juanes.

Isabel Burriel dijo...

Qué cenizos somos a veces...

Moony-A media luz dijo...

jajaja, Angelusa... mi casa no está cerrada :D sólo un poco silenciosa para callar la grillera que a veces se organiza en la cabeza.
Pero, está abierta, claro, sobre todo para ti.

Un beso, guapísima.

Acus dijo...

Angelusa, me gusta mucho la sensibilidad con la que has relatado esta historia. Es una pena que Lola, con lo dicharachera que es, no se haya puesto a hablar en más ocasiones con Juan. Pero quizás, en el fondo, si no fue, sería porque no debía ser. Yo estoy completamente seguro de que esto ocurre con frecuencia y se pierden muchas oportunidades.

Un beso muy grande, poetisa.

Jove Kovic dijo...

Lo digo siempre, el miedo y las dudas determinan nuestras vidas, más que cualquier otra cosa.