Una frase vacía de contenido suena como suena la hojalata. Es decir, si a una persona tú le dices por decir: “qué bien te sienta ese tinte pelirrojo”, el eco de la voz chocaría contra la pared de nuestra sinceridad emitiendo este tintineo:
Quien sabe si ponernos guapos nos da cierto grado de felicidad, y ese estado de embriaguez logre que compartamos con el resto de los congéneres el subjetivo arte de la belleza. O, por el contrario, y precisamente por no estar a gusto dentro de nuestro envase de piel, necesitemos el reconocimiento exterior que, a modo de aditivo, sustituya la autoestima que no somos capaces de generar en nuestra mente.
Lo que está claro es que la moda, en cualquiera de sus acepciones, nos hace ser cofrades de las tendencias de temporada.
Vaya por delante que ante todo y sobre todo, las personas son libres de ir aliñadas como quieran, ¡libéreme dios de criticar a l@s de la pasarela Cibeles y gregarios!
Foto: Semana Santa 2007 - Zamora