Se pueden lavar los sueños y tenderlos al sol para que se oreen, de este modo siempre estarán listos para ser soñados de nuevo pero con matices diferentes, sin que tengamos que aferrarnos a utopías que con el paso del tiempo se ajan, se alejan o dejan de ser probables.
Otra cosa es obsesionarse y acabar en un frenopático, pero eso ahora no viene a cuento; hablo de la levedad de los sueños y no de modificar la psique.
La realidad a veces es tan dura que si no se aliña con fantasías o quimeras que nos hagan sonreír, sería improductiva y ni siquiera merecería la pena. Supongo que quien decide dejar de vivir es por que carece de sueños que hubieran enmendado o cambiado su realidad por otra más estimulante.
No importa que los sueños sean imposibles (casi siempre lo son), lo que importa es que esos sueños sean una terapia que ayude a positivizarlo todo, de este modo ya no sólo cuentas con una, sino con dos perspectivas de tu existencia ¿Qué más da que una sea materialmente imposible realizarla? ¿Acaso la realidad no es a veces imposible?
No podemos dejar de soñar nunca, los sueños forman parte de la realidad; aunque parezca una paradoja no lo es y puedo demostrarlo, pero sé que no hace falta.