domingo, 30 de marzo de 2008

Hojalata

Foto: Semana Santa 2008 - Zamora
Una frase vacía de contenido suena como suena la hojalata. Es decir, si a una persona tú le dices por decir: “qué bien te sienta ese tinte pelirrojo”, el eco de la voz chocaría contra la pared de nuestra sinceridad emitiendo este tintineo:
QueeBienTeSienntaEsseeTitintinnnteePelirrrroJouuu
Así, leído, no sale muy favorecido el ejemplo, pero dicho a media voz rugiría cual onomatopeya de la lámina estañada que titula esta entrada. Y es que a veces las palabras que decimos significan lo contrario de lo que pensamos. ¿Por qué? Pues no sé, pero semejante comportamiento no deja de ser parte activa en la mente del ser humano. Aunque a veces lo disimulamos tan bien que quien recibe el pseudocumplido hasta se lo cree. Hombre, también es cierto que casi siempre preferimos creer aquello que nos dicen relacionado con nuestra fachada, porque… anda que no nos mosqueamos ni nada cuando nos llaman fe@s o gord@s, aunque lo seamos y lo estemos.
Quien sabe si ponernos guapos nos da cierto grado de felicidad, y ese estado de embriaguez logre que compartamos con el resto de los congéneres el subjetivo arte de la belleza. O, por el contrario, y precisamente por no
estar a gusto dentro de nuestro envase de piel, necesitemos el reconocimiento exterior que, a modo de aditivo, sustituya la autoestima que no somos capaces de generar en nuestra mente.
Lo que está claro es que la moda, en cualquiera de sus
acepciones, nos hace ser cofrades de las tendencias de temporada.
Vaya por delante que ante todo y sobre todo, las personas son libres de ir
aliñadas como quieran, ¡libéreme dios de criticar a l@s de la pasarela Cibeles y gregarios!
Y ya que cito a cofrades y gregarios, permítaseme mostrar sendas fotos tomadas en las procesiones de la semana santa de Zamora. Y es que en ese caso desde luego que no hay discusión a la hora de elegir modelo.

Foto: Semana Santa 2007 - Zamora